Filiberto Vargas Rodríguez
La forma es fondo
Por más que lo pretenda negar –como suele hacer con todo lo que afecta su imagen y la de su Gobierno- Javier Duarte de Ochoa sabe que sí hay problemas internos en su equipo de trabajo.
Y fue, precisamente, el exabrupto entre Guillermo Herrera y Reynaldo Escobar, el que evidenció esta crisis.
No hace mucho, si acaso una semana, en un evento coincidieron el secretario de Comunicaciones y el espurio subprocurador de Justicia. Sin tantas vueltas, de frente, con el valor que el otro presume pero nunca demuestra, Guillermo Herrera confrontó a Reynaldo:
“Te voy a pedir que ya le pares a la campaña en mi contra en los medios”, le reclamó Herrera a un Reynaldo sorprendido y hasta espantado.
“No Memo, estás mal. Yo nunca haría algo así. Es gente que nos quiere dividir. Yo estoy concentrado en las tareas que me ha encomendado el doctor Duarte”, respondió con voz que denotaba inseguridad el exsecretario general de Gobierno.
El reclamo no fue “en corto”. Hubo testigos y varios de ellos han confirmado la especie.
Eso no quedó así. Guillermo Herrera se retiró antes que el propio Reynaldo del evento, y de inmediato este último se dedicó a despotricar en contra de su compañero de gabinete.
Desde su anterior encargo en la administración de Fidel Herrera Beltrán, Reynaldo Escobar fue reclutando un grupo de plumas que cuando no tienen tema se dedican a quemarle incienso a la grotesca figura del ahora ilegítimo subprocurador de justicia en Veracruz y, de vez en cuando, vierten todo el veneno acumulado contra los personajes que selecciona su mecenas.
Ya lo había comentado en este mismo espacio. El problema de la relación entre los medios y el poder político, es que los periodistas se sienten capaces de ser políticos, y los políticos creen que crear un medio de comunicación sólo es cuestión de dinero.
Ese es el caso de Reynaldo Escobar Pérez, quien no ha digerido el desdén con el que ha sido tratado desde que concluyó la gestión de su protector, el nacido en Nopaltepec.
Y el conflicto entre Guillermo Herrera y Reynaldo Escobar no es el único caso. Más de uno se la tienen cantada al Subsecretario de Gobierno, Erick Lagos Hernández, pues a él le atribuyen que no se hayan cumplido muchos de los compromisos que hizo en su momento Javier Duarte.
Servidores públicos que lo único que esperaban era ser ratificados en sus cargos y de pronto un día se les presenta una persona para comunicarles que son los nuevos encargados de la oficina.
Sin una explicación, sin advertencia alguna, sin cuidar las formas.