Los ciudadanos vemos con estupor a lo que se ha llegado y queremos llamar la atención de todos, para no permitir que esas prácticas, ese tono, esa violencia
Las elecciones de este domingo en Guerrero son muestra de que el sistema electoral es ineficiente y de que los partidos no representan auténticamente a los ciudadanos, sino a intereses.
Leyes burladas y actitud inescrupulosa de los actores han convertido a este proceso electoral en el modelo de lo que no debe ser una elección. Ha sido un retroceso escatológico.
Dos primos se disputan el gobierno de una de las entidades más pobres de México, y una de las más violentas. Ángel Aguirre que ya fue gobernador pasó de ser senador del PRI a ser candidato del PRD. El candidato del PRI, presidente municipal de Acapulco, ha contado con el respaldo de Manlio Fabio Beltrones y de Beatriz Paredes para convertirse en abanderado.
El gobernador Zeferino Torreblanca, un empresario vuelto a la política, decidió no involucrarse en la lucha interna de su partido, el PRD. El gobierno federal y especialmente el equipo cercano al Presidente decidió apoyar la idea de una alianza electoral que no se concretó, dada la presencia testimonial del PAN en la entidad.
Desde el inicio de las campañas quedaba claro que los candidatos y partidos estaban dispuestos a pasar por encima de las formas y de muchos límites legales. Guerrero se convirtió en un espacio de disputa entre las fuerzas nacionales, mucho más allá de la voluntad local. Comenzaron a llegar recursos, respaldos, personas a trabajar para incidir en la voluntad de los guerrerenses. Con ellos la compra de espacios informativos, la construcción de redes de simpatizantes y también la violencia.
Porque la delincuencia no se ha quedado al margen y hemos sido testigos de trifulcas, heridos y muertos de simpatizantes de los partidos. Ha sido una muestra de prácticas nocivas para la democracia, manifestación de que las normas electorales encaminadas hacia diputas civilizadas son un fracaso, como lo son los límites en el uso de recursos para el uso de los medios de comunicación.
Lo más lamentable y peligroso es que hasta el mismo gobierno federal decidió actuar directamente: primero induciendo la declinación del candidato del PAN y luego mediante la PGR para atacar al adversario.
La tensión en Acapulco ha crecido al grado que este fin de semana los condominios lucen vacíos y los hoteles no tienen turistas sino operadores políticos, periodistas, asesores y funcionarios públicos.
Si este es un ensayo de lo que nos espera para 2012 estamos ante una situación de riesgo. En Guerrero se han rebasado los límites de la legalidad y la política para manipular el destino de una elección por ambos contendientes.
Los ciudadanos vemos con estupor a lo que se ha llegado y queremos llamar la atención de todos, para no permitir que esas prácticas, ese tono, esa violencia, esa corrupción, esos heridos y muertos no sean el presagio de las elecciones presidenciales. Los mexicanos no nos merecemos tal suciedad hecha espectáculo.
Leyes burladas y actitud inescrupulosa de los actores han convertido a este proceso electoral en el modelo de lo que no debe ser una elección. Ha sido un retroceso escatológico.
Dos primos se disputan el gobierno de una de las entidades más pobres de México, y una de las más violentas. Ángel Aguirre que ya fue gobernador pasó de ser senador del PRI a ser candidato del PRD. El candidato del PRI, presidente municipal de Acapulco, ha contado con el respaldo de Manlio Fabio Beltrones y de Beatriz Paredes para convertirse en abanderado.
El gobernador Zeferino Torreblanca, un empresario vuelto a la política, decidió no involucrarse en la lucha interna de su partido, el PRD. El gobierno federal y especialmente el equipo cercano al Presidente decidió apoyar la idea de una alianza electoral que no se concretó, dada la presencia testimonial del PAN en la entidad.
Desde el inicio de las campañas quedaba claro que los candidatos y partidos estaban dispuestos a pasar por encima de las formas y de muchos límites legales. Guerrero se convirtió en un espacio de disputa entre las fuerzas nacionales, mucho más allá de la voluntad local. Comenzaron a llegar recursos, respaldos, personas a trabajar para incidir en la voluntad de los guerrerenses. Con ellos la compra de espacios informativos, la construcción de redes de simpatizantes y también la violencia.
Porque la delincuencia no se ha quedado al margen y hemos sido testigos de trifulcas, heridos y muertos de simpatizantes de los partidos. Ha sido una muestra de prácticas nocivas para la democracia, manifestación de que las normas electorales encaminadas hacia diputas civilizadas son un fracaso, como lo son los límites en el uso de recursos para el uso de los medios de comunicación.
Lo más lamentable y peligroso es que hasta el mismo gobierno federal decidió actuar directamente: primero induciendo la declinación del candidato del PAN y luego mediante la PGR para atacar al adversario.
La tensión en Acapulco ha crecido al grado que este fin de semana los condominios lucen vacíos y los hoteles no tienen turistas sino operadores políticos, periodistas, asesores y funcionarios públicos.
Si este es un ensayo de lo que nos espera para 2012 estamos ante una situación de riesgo. En Guerrero se han rebasado los límites de la legalidad y la política para manipular el destino de una elección por ambos contendientes.
Los ciudadanos vemos con estupor a lo que se ha llegado y queremos llamar la atención de todos, para no permitir que esas prácticas, ese tono, esa violencia, esa corrupción, esos heridos y muertos no sean el presagio de las elecciones presidenciales. Los mexicanos no nos merecemos tal suciedad hecha espectáculo.