Luis Velázquez Rivera
Tres días antes de morir, Agustín Acosta Lagunes, gobernador de Veracruz 1980-86, habló por teléfono al diputado federal, Felipe Amadeo Flores Espinoza, su director de Seguridad Pública y secretario General de Gobierno:
--Tienes pluma y lápiz con que apuntar.
--Sí, don Agustín.
--Anota: El día en que muera… mi cadáver deberá sepultarse en la Rotonda de los hombres ilustres del panteón de La Antigua.
--Señor, disculpe, usted todavía tiene larga vida.
--Te lo encargo.
--Pero, señor, ¿por qué en La Antigua, y no en Paso de Ovejas, su tierra?
Acosta Lagunes ya no contestó la curiosidad de Felipe Amadeo y el legislador quedó con el celular en la mano, titilando en el silencio.
Desde quince días atrás, Flores Espinoza preparaba una comida con don Agustín y el primero y el segundo equipo de su gabinete en un acto de acercamiento con el jefe.
La lista era larga y seguía multiplicándose, porque pensaban, entre otros motivos, que como economista había sido el mejor gobernador de Veracruz, quien por cierto apostaría a mucha administración y poca política en los seis años de su gobierno.
Pero el equipo de Acosta Lagunes quedó esperando, porque don Agustín falleció antes de la comelitona, y entonces, todos acordaron trasladarse a la ciudad de México para acompañar sus restos y a la familia en la sala mortuoria.
Cada quien viajó al Distrito Federal como pudo y como Felipe Amadeo había terminado como el segundo de palacio, él mismo se encargó de reservar la habitación en el mismo hotel para la elite acostalagunera.
Juntos, se fueron al velatorio, incluso, para atender a los políticos de Veracruz que fueran llegando…
POLÍTICO PROTAGÓNICO
Pero cuando Felipe Amadeo y el resto del equipo llegaron a la funeraria, Fidel Herrera Beltrán ya se había adueñado del cadáver de don Agustín.
‘’El tío’’ Fide, a quien Acosta Lagunes bautizara como ‘’el golden-boy’’ en su campaña electoral de 1980, recibía en la puerta a los dolientes, políticos de Veracruz y del altiplano, amigos, conocidos, incluso, a los familiares.
Y es que Fidel había llegado antes que todos ellos, acompañado de algunos de sus muchachos en el poder sexenal, a quienes confirió tareas concretas y específicas en el velorio.
Incluso, ‘’el tío’’ organizaba hasta la guardia en turno al cadáver y se paseaba de norte a sur y de este a oeste del salón funerario, como si fuera el hijo de don Agustín, el famoso abogado penalista defensor, entre otras víctimas, de la francesa Florence, quien pusiera en conflicto la relación diplomática de Felipe Calderón y Nicolás Sarkozi.
Así, Felipe Amadeo y sus huestes, hombres, la mayoría, del surco y el arado, metieron reversa y se arrinconaron, como buenos rancheros, dando la espalda a la pared, dejando que Fidel siguiera dueño del cadáver de su antecesor.
Uno de ellos, dijo:
‘’¡Pinche Fidel, sigue igualito! ¡Si va a una boda quiere ser el novio. Si a un bautizo, el bebé. Si a un velorio, el muerto!’’.
Otro, reviró:
‘’A Fidel ya se le olvidó cuando don Agustín lo nombró representante del gobierno de Veracruz en el DF y al mes el mismo don Agustín cambió la cerradura y la llave de la oficina y lo despidió’’.
Es más, llegó un instante en que Fidel, de plano, parecía la viuda, el huérfano, pues la elite política defeña le daba el pésame.
NADIE SE PONGA CELOSO…
Se olvida, no obstante, que en el estilo de gobernar Fidel estuvo más cerca de don Agustín que de nadie más.
1.- La fama pública asegura que también puso el dinero del erario a sudar en el mundo bursátil del país.
2.- Igual que don Agustín apostó a la construcción de puentes de norte a sur de Veracruz, y aunque a muchos se los llevara el huracán Karl, el Karl rebasó las expectativas caudalosas de todos los tiempos.
3. -Don Agus compartió el poder con varios caciques (Luis Rivera Mendoza, Felipe Lagunes Castillo, Toribio Gargallo, Cirilo Vázquez Lagunes, Arturo Izquierdo, etcétera) y Fidel repartió canonjías y privilegios a los poderes fácticos.
4.- Don Agus basó el sexenio en ‘’mucha administración y poca política’’, y de acuerdo con la enseñanza del gurú, Fidel operó al revés, ‘’mucha política y poca administración’’.
5.- En el sexenio de don Agus, con todo, Fidel recibió un trato inmejorable, además, claro, del derecho de picaporte.
6.- En la competencia entre Ignacio Morales Lechuga y Fidel Herrera por ganarse el cariño y la confianza de don Agus, llegó un momento en que Acosta Lagunes prefirió a Fidel. Incluso, Morales Lechuga renunció a la secretaría de Gobierno, y Fidel quedó como el gran asesor.
7.- En el sexenio, don Agus compró propiedades (terrenos, patios de vecindad históricos, por ejemplo) y Fidel reprodujo su ejemplo, como en el fraccionamiento ‘’Punta Tiburón’’, donde la fama pública asegura que adquirió 180 hectáreas, compartiendo honores con el góber precioso de Puebla, Mario Marín.
8.- Por eso, y por otras cositas, como dice la letra de la Bamba, Fidel se adueñó del cadáver de don Agus el día en que muriera.
Nadie, pues, se ponga celoso…
--Tienes pluma y lápiz con que apuntar.
--Sí, don Agustín.
--Anota: El día en que muera… mi cadáver deberá sepultarse en la Rotonda de los hombres ilustres del panteón de La Antigua.
--Señor, disculpe, usted todavía tiene larga vida.
--Te lo encargo.
--Pero, señor, ¿por qué en La Antigua, y no en Paso de Ovejas, su tierra?
Acosta Lagunes ya no contestó la curiosidad de Felipe Amadeo y el legislador quedó con el celular en la mano, titilando en el silencio.
Desde quince días atrás, Flores Espinoza preparaba una comida con don Agustín y el primero y el segundo equipo de su gabinete en un acto de acercamiento con el jefe.
La lista era larga y seguía multiplicándose, porque pensaban, entre otros motivos, que como economista había sido el mejor gobernador de Veracruz, quien por cierto apostaría a mucha administración y poca política en los seis años de su gobierno.
Pero el equipo de Acosta Lagunes quedó esperando, porque don Agustín falleció antes de la comelitona, y entonces, todos acordaron trasladarse a la ciudad de México para acompañar sus restos y a la familia en la sala mortuoria.
Cada quien viajó al Distrito Federal como pudo y como Felipe Amadeo había terminado como el segundo de palacio, él mismo se encargó de reservar la habitación en el mismo hotel para la elite acostalagunera.
Juntos, se fueron al velatorio, incluso, para atender a los políticos de Veracruz que fueran llegando…
POLÍTICO PROTAGÓNICO
Pero cuando Felipe Amadeo y el resto del equipo llegaron a la funeraria, Fidel Herrera Beltrán ya se había adueñado del cadáver de don Agustín.
‘’El tío’’ Fide, a quien Acosta Lagunes bautizara como ‘’el golden-boy’’ en su campaña electoral de 1980, recibía en la puerta a los dolientes, políticos de Veracruz y del altiplano, amigos, conocidos, incluso, a los familiares.
Y es que Fidel había llegado antes que todos ellos, acompañado de algunos de sus muchachos en el poder sexenal, a quienes confirió tareas concretas y específicas en el velorio.
Incluso, ‘’el tío’’ organizaba hasta la guardia en turno al cadáver y se paseaba de norte a sur y de este a oeste del salón funerario, como si fuera el hijo de don Agustín, el famoso abogado penalista defensor, entre otras víctimas, de la francesa Florence, quien pusiera en conflicto la relación diplomática de Felipe Calderón y Nicolás Sarkozi.
Así, Felipe Amadeo y sus huestes, hombres, la mayoría, del surco y el arado, metieron reversa y se arrinconaron, como buenos rancheros, dando la espalda a la pared, dejando que Fidel siguiera dueño del cadáver de su antecesor.
Uno de ellos, dijo:
‘’¡Pinche Fidel, sigue igualito! ¡Si va a una boda quiere ser el novio. Si a un bautizo, el bebé. Si a un velorio, el muerto!’’.
Otro, reviró:
‘’A Fidel ya se le olvidó cuando don Agustín lo nombró representante del gobierno de Veracruz en el DF y al mes el mismo don Agustín cambió la cerradura y la llave de la oficina y lo despidió’’.
Es más, llegó un instante en que Fidel, de plano, parecía la viuda, el huérfano, pues la elite política defeña le daba el pésame.
NADIE SE PONGA CELOSO…
Se olvida, no obstante, que en el estilo de gobernar Fidel estuvo más cerca de don Agustín que de nadie más.
1.- La fama pública asegura que también puso el dinero del erario a sudar en el mundo bursátil del país.
2.- Igual que don Agustín apostó a la construcción de puentes de norte a sur de Veracruz, y aunque a muchos se los llevara el huracán Karl, el Karl rebasó las expectativas caudalosas de todos los tiempos.
3. -Don Agus compartió el poder con varios caciques (Luis Rivera Mendoza, Felipe Lagunes Castillo, Toribio Gargallo, Cirilo Vázquez Lagunes, Arturo Izquierdo, etcétera) y Fidel repartió canonjías y privilegios a los poderes fácticos.
4.- Don Agus basó el sexenio en ‘’mucha administración y poca política’’, y de acuerdo con la enseñanza del gurú, Fidel operó al revés, ‘’mucha política y poca administración’’.
5.- En el sexenio de don Agus, con todo, Fidel recibió un trato inmejorable, además, claro, del derecho de picaporte.
6.- En la competencia entre Ignacio Morales Lechuga y Fidel Herrera por ganarse el cariño y la confianza de don Agus, llegó un momento en que Acosta Lagunes prefirió a Fidel. Incluso, Morales Lechuga renunció a la secretaría de Gobierno, y Fidel quedó como el gran asesor.
7.- En el sexenio, don Agus compró propiedades (terrenos, patios de vecindad históricos, por ejemplo) y Fidel reprodujo su ejemplo, como en el fraccionamiento ‘’Punta Tiburón’’, donde la fama pública asegura que adquirió 180 hectáreas, compartiendo honores con el góber precioso de Puebla, Mario Marín.
8.- Por eso, y por otras cositas, como dice la letra de la Bamba, Fidel se adueñó del cadáver de don Agus el día en que muriera.
Nadie, pues, se ponga celoso…