lunes, 24 de enero de 2011

Tren parlamentario

Por Vicente Bello

El juego electoral de San Lázaro

Los siete grupos parlamentarios que conforman el pleno de la Cámara de Diputados –PRI, PAN, PRD, PT, Verde Ecologista, Convergencia y Nueva Alianza-- presentarán sus respectivas agendas legislativas para el próximo periodo ordinario de sesiones, a partir de hoy, domingo, cuando el Revolucionario Institucional comience, en su reunión de Acapulco.

Le seguirá el PAN, en la ciudad de Toluca a mediados de la semana próxima, y luego el PRD  en Ixtapa Zihuatanejo (también, como Acapulco, en Guerrero).  El resto de las bancadas, el viernes, no había revelado el sitio ni el día en que se reunirán, aunque previsiblemente la mayoría de éstos lo haga en la Ciudad de México.  Todas, eso sí, tendrán que hacerlo antes del primero de febrero, primer día del periodo ordinario en cierne.

Es práctica común de los tres principales grupos parlamentarios que las reuniones que utilizan para discutir y negociar entre sus integrantes la agenda de marras, las realicen en sitios de recreo. Pero también suelen ser reuniones a las que se les trata de agregar interpretaciones  —señales; declaraciones en más de dos sentidos, etcétera— de carácter político; muy a la vieja usanza del sistema político mexicano.

El PRI situó su reunión nada menos que en uno de los lugares del país que más ha dado de qué hablar desde que comenzó el año. Guerrero celebrará su elección estatal el  día 30 próximo y es uno de los estados que el Revolucionario Institucional cree posible recuperar.

El que se apersonen en Acapulco sus casi 240 diputados federales no tendría que darse otro significado que el de expresar su apoyo a quienes contenderán para diputados municipales y para gobernador bajo el sello de sus siglas. Y, acaso lo más importante que pretenden los priistas proyectar, es la señal de que estarían unidos para lo que viniera.

Por estos días de la recta final de las campañas, Guerrero ya se transfiguró en un campo de batalla entre el PRI y PRD, con varios frentes, incluso sangrientos y entre los que estaría jugando también  sus fichas el crimen organizado.

Desde la víspera de 2011, Guerrero —en especial Acapulco— ha sido el centro de noticias sobre hechos rezumados por una crueldad inaudita y gran dramatismo. Fue notorio en la República entera cómo, súbitamente, Acapulco competía incluso con Ciudad Juárez, que dentro y fuera del país han tildado ya como la ciudad más violenta y peligrosa del mundo.

En Chilpancingo, el 11 de enero un grupo de 20 sujetos golpeó a Guillermo Sánchez Nava, representante de la alianza PRD-PT-Convergencia ante el Instituto Electoral Estatal de Guerrero, hasta que lo dieron por muerto. Y es hora en que, al parecer, todavía no la libra.

La brutalidad con que ese grupo de infames agredió a Sánchez Nava —identificados con el equipo de campaña del candidato a gobernador del PRI— enervó aún más a un proceso electoral de por sí bastante caliente. En Guerrero y en los territorios del Congreso mexicano, se han escuchado voces del PRD, PT y PC que sugieren que las ejecuciones en Acapulco  han tenido un interés político: el de meter miedo a la gente para que no vaya a votar el 30 de enero, porque el abstencionismo podría beneficiar electoralmente a los candidatos del Partido Revolucionario Institucional.

Han respingado los priistas, por supuesto. Juran que es una infamia lo que dicen de ello. De paso, han aumentado la temperatura en Guerrero cuando, en el debate que sostuvieron los candidatos a gobernador del PRI y PRD, restregaron a éste (Ángel Aguirre) su actuación como secretario general de Gobierno cuando ocurrió la matanza de campesinos en Aguas Blancas.