viernes, 28 de enero de 2011

A la conquista de España

PUNTO DE VISTA
Filiberto Vargas Rodríguez
 

 
Por la manera en que se han dado las cosas, pareciera que el gran reto de la actual administración estatal es el de romper inercias.

Para cualquiera resultaba lógico que si la actual administración estatal era herencia de la anterior, muchas de las reglas no escritas, muchos de los compromisos que en aquel entonces se concretaron, seguirían iguales.

Una vez que se confirmó el resultado de las elecciones, de pronto políticos y servidores públicos sintieron que se habían sacado la lotería, no por seis años ¡sino por doce!
La gran tarea ahora es hacerlos entender que las cosas no son, ni deben ser, iguales.

Los mismos medios de comunicación se acostumbraron a observar un estilo particular de hacer gobierno con Fidel Herrera, quien no sólo hacía las veces de Gobernador, sino de secretario de Salud (sólo hay que recordar cuando calló al titular de esa área para dar él mismo la explicación sobre el fenómeno del virus A H1N1), de secretario de Educación (hubo una importante etapa de su gobierno en que cada lunes acudía a una escuela distinta para encabezar los honores a la bandera), de secretario de Turismo (él mismo salía a defender las playas veracruzanas ante los señalamientos de la federación de supuestas zonas contaminadas) y hasta de su propio Director de Comunicación Social, pues él mismo dirigía las entrevistas, él filtraba tips a los columnistas y lanzaba dardos contra sus colaboradores, sólo porque se veían “muy aseaditos”.

Producto de este trastorno de personalidad múltiple, los formales secretarios de despacho fueron adaptando su actuación a las circunstancias y en lugar de ser servidores públicos proactivos, con iniciativa, con propuestas para avanzar en las materias que tenían encargadas, se transformaron en individuos reactivos, a la espera de cualquier señal de su jefe para tomar el rumbo que les indicaban.

El que alguien intentara moverse por su cuenta, era considerado como un afán protagónico que buscaba robarle los reflectores al Jefe.

En esas circunstancias, el gabinete se convirtió en un ejército de robots.

Ya no debe ser así.

Lo que se ha visto hasta el momento de Javier Duarte de Ochoa es que es alguien que procura delegar en su equipo de trabajo las tareas inherentes a su cargo y, por lo tanto, sus colaboradores –la mayoría de los cuales trabajaron en la administración anterior- deberán asumir que ahora sí tienen demostrar en los hechos su capacidad.

El intempestivo viaje de la Presidenta Municipal de Xalapa, Elizabeth Morales García a la Feria Internacional de Turismo, en España, abrió en la entidad veracruzana una intensa polémica, en la que se trataba de discernir si las actuales condiciones económicas del Ayuntamiento y la infraestructura turística con la que cuenta la capital del estado, justificaban un viaje de por sí oneroso, que debería reflejarse en las arcas municipales.

Hay múltiples versiones sobre el tema, pero la alcaldesa argumentó que era prioritario para su proyecto de relanzar a Xalapa como un punto de atractivo turístico y, por lo tanto, el viaje estaba justificado.

Sin embargo, y ya encarrerados en el tema, los periodistas se fueron a averiguar si también se justificaba el viaje del personal de la Secretaría de Turismo del estado, con Leticia Perlasca a la cabeza.

La funcionaria salió este miércoles a hablar acerca de los encuentros, acuerdos y compromisos conseguidos en el viaje y llegó al grado de explicar que tanto el viaje como los gastos en el Viejo Continente habían sido extraordinariamente baratos, por los beneficios en tarifas que tiene una oficina de gobierno destinada al fomento del turismo.

Y es que ahí está el argumento central para que personal de Turismo haya viajado a España.
La Ley de Turismo para el Estado de Veracruz, en su Artículo Quinto, al hacer referencia a las atribuciones del Estado en la materia, establece en sus incisos X y XI: “Participar en ferias y eventos promocionales del sector turístico en los ámbitos estatal, nacional e internacional”, y además “conducir la política de información y difusión en materia turística en medios locales, nacionales e internacionales”.

El absurdo argumento de que no se puede promover la imagen de Veracruz como destino turístico porque la infraestructura de comunicaciones está destrozada, es como sugerir que se cierre esa dependencia hasta que otras, como la secretaría de Comunicaciones o la Dirección de Obras Públicas, doten a la entidad de esa infraestructura de la que ahora carecemos.

Cada quien su labor. La titular de Turismo a incentivar la visita de más turistas, y los encargados de hacer carreteras, puentes y de embellecer las zonas urbanas, a trabajar en eso.

Podemos poner en duda los supuestos logros de este viaje, por haberse dado a tan corta distancia de que los actuales funcionarios de Turismo asumieran el cargo, pero en todo caso habrá que revisar si hubo acuerdos formales, por escrito; expresiones de apoyo de otras delegaciones, o si hay forma de medir el impacto que el tema Veracruz tuvo en el stand de México.

Descalificar de antemano, sólo deja un tufo de envidia.