martes, 7 de junio de 2011

PUNTO DE VISTA


Filiberto Vargas Rodríguez
 

La carrera por el Senado


Todo este año ha habido una especial inquietud de los diversos grupos políticos en la entidad, para conocer a los que integrarán las fórmulas de candidatos rumbo al Senado de la República.

La inquietud es más fuerte en el interior de las dos principales fuerzas políticas de Veracruz, el PRI y el PAN.

La razón es simple: Tres de los cuatro aspirantes de esos dos partidos políticos, llegarán, sin lugar a dudas, a la Cámara Alta.

La fracción segunda del Artículo 11 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) establece:

“La Cámara de Senadores se integrará por 128 senadores, de los cuales, en cada Estado y en el Distrito Federal, dos serán electos según el principio de votación mayoritaria relativa y uno será asignado a la primera minoría. Los 32 senadores restantes serán elegidos por el principio de representación proporcional, votados en una sola circunscripción plurinominal nacional. La Cámara de Senadores se renovará en su totalidad cada seis años”.

Está claro que después del PRI y el PAN, no hay ninguna fuerza política en la entidad que pueda pelear por el primero o el segundo sitio. La competencia entre los candidatos de estos dos partidos será por obtener la mayoría, con lo que conseguirán dos espacios en la Cámara Alta.

En el Partido Acción Nacional la lucha por esas candidaturas está bien clara. Por un lado son mencionados el excandidato a la gubernatura, Miguel Ángel Yunes Linares, haciendo mancuerna con el actual Delegado de la Sedesol en la entidad, Abel Cuevas Melo.

Ambos le apuestan a la influencia que pueda ejercer el Presidente Felipe Calderón en el proceso interno, pues tienen claro que el conteo de delegados estatales no les favorece.

Por otra parte están Alejandro Vázquez Cuevas y Julen Rementería, dos panistas “de origen”, que han sumado esfuerzos y capital político para imponerse al yunismo en Veracruz. Tienen de su lado a los delegados, impondrán a Enrique Cambranis para un nuevo período en la dirigencia estatal del PAN y ya están haciendo campaña ambos, pues saben que la contienda será muy fuerte.

En el PRI las cosas son más complejas. Ahí no hay –aunque ellos simulen lo contrario- un procedimiento democrático y transparente para definir a sus abanderados.

Las reglas son una variante de aquellos tiempos, cuando había un Gran Elector que desde Los Pinos “palomeaba” las propuestas de cada estado.

Ahora, sin Presidente priista, los Gobernadores tienen un voto de calidad, pero que acaso les servirá para colocar a uno de los abanderados, pues el otro –en el caso específico del Senado- suele corresponderle al candidato a la Presidencia, en la lógica de que serán soldados suyos en la búsqueda del bien mayor: El retorno a Los Pinos.

En Veracruz la mayoría de los analistas políticos coinciden en que hay ya una figura consolidada para ocupar una de las posiciones, la que corresponde “sugerir” al Gobernador: Se trata de José Yunes Zorrilla.

En el lejanísimo caso de que el mandatario estatal pudiera imponer ambas candidaturas, la otra sería –en estricto cumplimiento a una promesa de campaña- para el actual dirigente estatal del PRI, Héctor Yunes Landa.

De no ser así, las figuras que destacan son Jorge Carvallo Delfín, Marcelo Montiel Montiel, Jorge Uscanga Escobar, Fidel Herrera Beltrán o, en caso de requerir a una mujer, Carolina Gudiño.

Ya muchos se bajaron de ese tren, como Reynaldo Escobar o Adolfo Mota. Otros, aunque fueron mencionados, nunca estuvieron arriba, como Gerardo Buganza o Tomás Ruiz.

Otros se podrían subir de última hora.

Mucha agua debe pasar bajo el puente antes de que esto se defina.

Hoy, las cosas pintan así.

Veremos quiénes aguantan hasta el final.

Por lo pronto, el Gobernador podría colocar en la pared de su oficina esa frase que se atribuye al ensayista griego Plutarco:

“No necesito amigos que cambien cuando yo cambio y asientan cuando yo asiento. Eso lo hace mi sombra y lo hace mucho mejor”.