viernes, 14 de enero de 2011

Se abrió la cloaca

PUNTO DE VISTA
Filiberto Vargas Rodríguez

Tiene razón Guillermo Herrera Mendoza cuando cuestiona la calidad de la gran mayoría (ocho de cada 10, según él) de las constructoras inscritas en el padrón del gobierno estatal.

Extraña, sin embargo, que lo diga hasta ahora.

Quizá no le pareció prudente hacerle esa observación a su anterior jefe, Fidel Herrera Beltrán.

Al llegar a la Secretaría de Comunicaciones del Estado, seguramente Guillermo Herrera se documentó sobre el gran cúmulo de irregularidades que concentró la dependencia que pusieron a su cargo.

Aunque se le pueda criticar que calló en ese entonces para conservar su “hueso”, lo importante es que ya se decidió y ahora no puede dejarlo como un comentario al aire.

Como él mismo lo dijo, muchas de las empresas inscritas carecen de experiencia para llevar a cabo obra pública, “son albazos que se registran, que piensan que pueden hacer así un patrimonio, legítimo, pero que les falta experiencia para llevar a cabo las obras que se van a concursar”.

No coincido con él cuando acota que intentar hacerse de un patrimonio con el cuento de que son constructores sea “legítimo”. Se trata de un fraude, de alguien del sector privado que recibe dinero público para realizar tareas que no sabe hacer.

Para conseguir eso es necesaria la complicidad de funcionarios que, como el mismo Memo Herrera lo admite, omiten su gran responsabilidad: La supervisión.

Tarde, pero lo admitió el ratificado secretario de Comunicaciones. Debe, por lo tanto, seguir adelante, y eso significa sacar a la luz pública los nombres de las empresas –y sus propietarios, pues ahí nos llevaremos grandes sorpresas- que han estado recibiendo obra pública sin tener ni la capacidad ni la experiencia para ello.

Si considera la tarea muy pesada, les puede pedir ayuda a los constructores adheridos a la CMIC, o a las cámaras empresariales de la entidad. Ellos saben muy bien –es su negocio- quiénes en realidad construyen las obras que les asignaron, y quienes se convirtieron en subcontratistas.

También debe explicar Guillermo Herrera por qué hubo obras que no se concluyeron y por qué en otras se emplearon materiales de muy baja calidad. Si le escarba, confirmará lo que todos en Veracruz saben: Que se abusó con el famoso tema de los “diezmos” (la cuota que piden los servidores públicos para favorecer a determinadas empresas, que originalmente era de un 10% del costo del proyecto, pero que en la pasada administración llegó a ser hasta del 30% o más). Podrá documentar -pues hay muchos constructores dispuestos a testificar- que se bajó la calidad de los materiales porque con lo que quedaba después de pagar los sobornos, no se podía hacer la obra con las especificaciones planteadas en el contrato. Al final, había que dar otra cuota al supervisor, y una más al funcionario de la Secretaría de Finanzas para que sacara los pagos.

Todo esto lo sabe Guillermo Herrera. Se entiende que haya callado la boca cuando todavía gobernaba Fidel Herrera, pero si se decidió a abrirla ahora, entonces tendrá que ser muy claro, pues de lo contrario se estarían convirtiendo en cómplice.

No quiero pensar que lo expresado por Memo Herrera sea un adelanto de las conclusiones que presentará el gobierno estatal a finales del mes de febrero, luego de que haya concluido ese lapso que se dieron para “revisar que las obras se hayan realizado y con la calidad requerida”.

Significaría que el gobierno de Javier Duarte estaría pagando sólo el 20% de las obras ejecutadas que se quedaron a deber en la pasada administración. Quizá por eso están buscando el aval de constructores reconocidos y de cámaras empresariales a los que les han prometido su tajada del pastel en este gobierno, si se callan la boca cuando se anuncie a quiénes no se les va a pagar.

Es de suponer que lo dicho por Guillermo Herrera estará sustentado en documentos, capaces de soportar cualquier juicio, civil o penal, contra el gobierno o contra su persona.

Debe guardar bien esos documentos. Le van a ser muy necesarios. El problema es que en ellos no sólo se exhiben a los malos constructores, sino también a los malos servidores públicos, muchos de ellos con altas responsabilidades en el actual gobierno.

¿Estará dispuesto memo Herrera a abrir la Caja de Pandora?