Dedicado a expresiones humanas y paisajes a través de la lente…
“Ventanas de Luz”, el título…
Agudeza, sensibilidad y acción.
Cascada de resonantes triunfos…
Y la gigante y permanente modestia.
Por Matías Morales Reyes
Papantla.-- Con más de 200 gráficas de paisajes y personas en diferentes actitudes, 261 para ser exactos, con rostros que hablan a través de expresiones que surgen a flor de piel, el poeta y escritor papanteco Ariosto Uriel Hernández ha dado vida a su sexto libro.
Primero los premios en cuentos y poemas en certámenes locales, luego estatales hasta llegar a éxitos nacionales y trascender internacionalmente; Presidente de la Sociedad Papanteca de Autores y Compositores; Director de la Casa de Cultura “Lázaro Meldiú” en Papantla; Mantenedor de Premios Nacionales de Poesía, Ariosto Uriel ha vivido ligado a la cultura y el arte y sus textos han sido publicados en Suplementos Culturales de México, Argentina, Colombia, Brasil, Italia y España.
El poeta, escritor y también fotógrafo papanteco, de expresiones de personas y la naturaleza, ha vivido estrechamente ligado al arte.
O el arte a él.
Son uno mismo…
Ahora incursiona en la fotografía artística para dar libertad a sus pasiones y emociones con su cascada de gráficas tomadas en diferentes lugares del país, incluyendo su natal terruño, con su gente, sus arroyos y danzas, las abuelas totonacas o las jóvenes y niñas rurales y de la ciudad.
En su libro “Ventanas de Luz” nos lleva por los caminos de la vida con su naturaleza humana y vegetal, a los rincones y acciones de las personas que en sus rostros hablan sin tener que usar la voz.
El brasero y las totonacas con su ropa típica que un día ya no usarán las venideras generaciones porque la “modernidad” se las llevó, las danzas en las alturas o en la tierra, la sonrisa de una niña, una joven o una anciana están ahí, en su libro ahora mismo y para la posteridad.
Diálogos entre campesinos, Los Voladores en las alturas, Guaguas, Negritos, Moros, en fin danzas y momentos atrapados por la Cámara están en el Libro de Ariosto Uriel Hernández, orgullosamente papanteco que abrió la ventana a la luz y encontró tesoros a través de la lente de una cámara fotográfica, por su sensibilidad artística.